OPINIÓN:: Tuberculosis, un asesino, lento pero seguro

La tuberculosis mata a 1,7 millones de personas al año, y más de dos mil millones de personas en todo el mundo están infectadas con TBC, es decir una de cada tres personas en el planeta aproximadamente. La tuberculosis (TBC) es una de las principales causas de muerte en personas infectadas con el VIH.

Esta enfermedad tan antigua como la humanidad misma dejó de ser un problema temporal para los países desarrollados durante el período de la guerra fría y la enfermedad se concentró principalmente en el resto de los países pobres del mundo, esos que eran llamados “Tercer Mundistas”.

Así, la Tuberculosis pasó a ser una cuestión secundaria en los países ricos de occidente -ahora envueltos en una grave crisis económica- y décadas de olvido en especial entre los años 60 hasta prácticamente los 90 se confabularon contra la creación de nuevos fármacos y una vacuna efectiva para erradicar este flagelo.

No fue sino hasta la eclosión del síndrome de la inmunodeficiencia humana (SIDA), el proceso de globalización comercial de la humanidad, la capacidad de interconexión geográfica a través del desarrollo del transporte, el cambio climático, etc., que la tuberculosis estalló nuevamente como un problema de gravedad para aquellos países que se habían hecho de la vista gorda, pues para ellos la tuberculosis no era un problema de salud publica en sus territorios y por el contrario era una enfermedad de países con sociedades “pobres”.

Hoy, en pleno siglo XXI la tuberculosis se ha convertido en una emergencia global gracias al olvido y la soberbia humana de ese mundo occidental que vivió su primavera de riqueza y que ahora está nuevamente a merced no sólo de sus tambaleantes economías sino de la tuberculosis y la aparición de sus nuevas formas mucho más letales, a las que se les conoce como tuberculosis multidrogoresitente (MDR) y tuberculosis extremadamente resistentes a todo tipo de fármacos antibióticos (XDR), una forma casi siempre mortal contra la que no quedan opciones de tratamiento.

Sólo a fines del siglo XX la lucha contra la tuberculosis se unifica en el subconsciente colectivo de los políticos v académicos surgiendo diversas iniciativas comunes que integran a todos los actores para detener esta enfermedad.

Así, Aeras una organización sin fines de lucro dedicada al desarrollo de vacunas y productos biológicos para prevenir la tuberculosis y el Consorcio contra la Tuberculosis Emergente en Oxford (OETC) iniciaron desde agosto pasado el ensayo de Fase IIb para probar la eficacia de una vacuna contra la TBC que involucra a las personas que viven con el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). La investigación claro está se ejecuta en poblaciones de Senegal y Sudáfrica.

El ensayo pone a prueba la vacuna en aproximadamente 1.400 adultos de 18 a 50 años que están infectados con el virus de la inmunodeficiencia humanana (VIH). De ser efectivo este y otros estudios para curar y prevenir la TBC probablemente en las próximas décadas podamos estar hablando de una política global de erradicación de la tuberculosis. Ojala así sea.

Como anécdota y corolario termino el presente comentario con lo que un miembro del Parlamento Europeo, Michael Cashman señalo: «Recientemente visité un sitio de ensayos clínicos de esta vacuna en el sur de África, y me quedé impresionado con el progreso. Estoy ansioso por ver una vacuna contra la tuberculosis con licencia, y me siento orgulloso de que los Estados miembros de la Unión Europea está invirtiendo en esta obra de importancia crítica».

Por: Dr. Fernando Osores Plenge

Mg. Enfermedades Infecciosas y Tropicales de la UPCH

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