OPINIÓN: DESAFÍOS DE LA FORMACIÓN DE LOS NUEVOS PROFESIONALES DE LA SALUD, DE CARA AL BICENTENARIO

Desafíos de la formación de los nuevos profesionales de la salud, de cara al bicentenario

Por: Graciela Risco de Domínguez, rectora de la Universidad Tecnológica del Perú y fundadora de la Facultad de Salud

Columna de opinión – Revista Top Medical
Se reconoce la relación que existe entre la calidad de la atención de la salud de una población y la calidad de los profesionales que la brindan. Los sistemas de salud en el mundo están en proceso de transformación en busca de satisfacer las nuevas y complejas demandas de la población. En este proceso, la participación y el compromiso del personal de salud son fundamentales, pero en muchos casos su formación no está alineada con los nuevos requerimientos. Ello constituye un gran reto para las entidades formadoras de profesionales de la salud.

Los desafíos de los sistemas de atención de la salud son globales y afectan a países ricos y pobres con diferentes matices. El primero de ellos es lograr el acceso universal a la salud, ya que, actualmente, existen millones de personas en el mundo que no lo tienen. La meta es “garantizar que todas las personas, en cualquier lugar, puedan tener acceso a servicios de salud esenciales y de calidad sin tener que pasar apuros económicos”, de acuerdo a la OMS. La estrategia para lograrlo es la Atención Primaria de la Salud (APS), que integra la reparación, prevención y promoción de la salud y acerca los servicios a la población. Todos los países aplican la APS para ampliar el acceso a la salud optimizando el gasto.  En el Perú, el Gobierno impulsa la conformación de Redes Integradas de Atención Primaria de la Salud para fortalecer el primer nivel de atención como puerta de entrada al sistema de salud.

Otro desafío para los sistemas de salud es la insatisfacción de los pacientes con la calidad humana del servicio que reciben. Se atiende a la enfermedad, no a la persona. Se ha perdido el “arte” de la medicina, se habla de la “deshumanización” de la misma. Como respuesta surge el movimiento internacional hacia la Medicina Centrada en la Persona (PCM), el cual requiere un gran cambio cultural del personal de salud.

 El envejecimiento de la población y la carga de enfermedades crónicas no trasmisibles que ello trae consigo representan nuevas necesidades de atención y mayor demanda para los servicios de salud. Este es un fenómeno mundial que seguirá incrementándose en el Siglo XXI.  En el Perú, el INEI calcula que para el 2050 el grupo de mayores de 60 años representará el 25% de la población peruana. A ello se agregan en nuestro país la carga de enfermedades infecciones y tropicales, la anemia crónica y la desnutrición infantil.

Un factor que está transformando todos los aspectos de la vida humana, en especial el de la salud, es el gran desarrollo científico y tecnológico del Siglo XXI.  Hoy podemos identificar genes causantes de enfermedades, ofrecer medicina personalizada, crear nuevos fármacos, hacer impresiones 3D de órganos y muchos otros avances. Además, el gran desarrollo de las TIC’s está conduciendo a la Transformación Digital de la Salud:  internet permite acceso a todos a la información en salud, la Telemedicina lleva salud a poblaciones alejadas, la Historia Clínica Electrónica, la Internet de Las Cosas, la inteligencia artificial, los robots que asisten a los pacientes producirán cambios radicales en la atención de salud.

Los desafíos descritos son tendencias que caracterizan al Siglo XXI y que seguirán vigentes por mucho tiempo. Las complejas necesidades de atención de salud que derivan de ellos requieren profesionales capaces de insertarse adecuadamente en un sector laboral en acelerado proceso de transformación, pero, principalmente, de liderar el cambio.

Algunas de las características que deberían distinguir a estos profesionales son: brindar una atención de salud centrada en la persona, cuyas preferencias y valores tomen en cuenta en todas las decisiones clínicas. Que ello respete y valore las competencias de otros profesionales de la salud y sean capaces de liderar equipos interprofesionales para la mejor atención del paciente cuando el caso lo requiere. Profesionales cuyo desempeño se basa en principios éticos y en los estándares de conducta de su profesión, que brindan una atención integral de salud, que comprende la recuperación de la misma con calidad y seguridad, pero también la promoción de una vida saludable y la prevención de enfermedades. Que son competentes para desempeñarse en todos los niveles del sistema de salud, en especial en el primer nivel de atención.  

 Estos profesionales deben ser capaces, además, de aprender durante toda la vida, de aprender en forma autónoma, de buscar información en fuentes digitales, de discriminar la información relevante de la accesoria y aplicarla para la solución de problemas de su profesión. Deben estar familiarizados con los avances tecnológicos de su profesión y saber aplicar la tecnología más adecuada para la mejor atención del paciente.

 La formación de estos nuevos profesionales representa un gran reto para muchas universidades, ya que requiere dejar el modelo tradicional de educación centrado en la trasmisión de conocimientos, basado en una concepción de la salud estrictamente biomédica, que prescinde de los aspectos psicológicos y sociales de la misma y que desarrolla la docencia principalmente en hospitales especializados. Ir más allá de una educación que no forma al estudiante como persona, en actitudes y valores como son la conducta ética, el pensamiento crítico, la comunicación, el liderazgo, entre otros.

 El Modelo de Educación Basada en Competencias (EBC) es el más empleado para la educación en salud en el mundo. En este modelo, el centro del proceso de enseñanza y aprendizaje es el estudiante, quien participa en forma activa para la adquisición integrada de conocimientos, habilidades y actitudes. Este modelo hace posible formar al estudiante como persona y como profesional, y desarrollar en él la capacidad de aprender de forma autónoma. El uso de la tecnología digital mejora el aprendizaje y familiariza al estudiante con su uso como herramienta de estudio y trabajo. Adicionalmente, las experiencias educativas en el campo clínico deberían darse tanto a nivel de la comunidad, en centros de salud y hospitales del primer nivel de atención, como en hospitales más especializados.

Los temas aquí tratados y las sugerencias planteadas pueden considerarse solamente como insumos para un debate más amplio sobre los desafíos que enfrentan los sistemas de salud en nuestro país y sus implicancias para la formación de los profesionales de la salud. Debate que podría dar origen a nuevos perfiles de las diferentes carreras profesionales en salud, producto del consenso entre entidades formadoras y entidades prestadoras de salud, tanto públicas como privadas.

«Las complejas necesidades de atención de salud que derivan de ellos requieren profesionales capaces de insertarse adecuadamente en un sector laboral en acelerado proceso de transformación, pero, principalmente, de liderar el cambio.»