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Licitaciones es un mercado monopólico
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El Estado intentó negociar los elevados precios de estas medicinas con grandes adquisiciones, pero las farmacéuticas no se presentaron.
El Ministerio de Salud convocó a grandes adquisiciones de medicamentos oncológicos en un intento por conseguir precios más baratos. Sin embargo, las farmacéuticas no se presentaron a los procesos de 2 7 fármacos, lo que hizo volver alas adjudicaciones directas.
En el costoso mercado de medicamentos contra el cáncer, el Estado es el principal comprador del país y su inversión supera hoy los S/. 100 millones anuales para abastecerlas farmacias de los hospitales. Pero lejos de ser considerado un buen cliente, ha terminado sometido a las reglas de juego de las empresas farmacéuticas. El perdedor, siempre, es el paciente.
El Ministerio de Salud (Minsa) denunció que no funcionan las exoneraciones tributarias a estos fármacos (vigentes desde el 2001) para reducir sus altos precios. Y tampoco, como lo revela hoy El Comercio, la última estrategia estatal: las compras corporativas obligatorias entre el Minsa, Essalud, los fondos sanitarios de la policía y las Fuerzas Armadas.
Este mecanismo de grandes adquisiciones, aprobado en mayo del 2011 para negociar precios más baratos con los laboratorios, se quebró a comienzos de este año debido a que las farmacéuticas no se presentaron a las licitaciones de 27 medicinas oncológicas.
Y varios de los productos declarados desiertos tienen un solo vendedor en el país. Entre ellos bevacizumab (Productos Roche QF S.A.),bortezomib (Johnson & Johnson del Perú S.A.), ixabepilona (Bristol Myers Squibb Perú S.A.), so-rafenib (Bayer S.A.), sunitinib (Pfizer S.A.), alemtuzumab (Genzyme del Perú S.A.C.), dasatinib (Bristol Myers Squibb Perú S.A.) y goserelina acetato (AstrazenecaPerú S.A.).

El Minsa liberó este año 42 medicamentos contra el cáncer de las compras corporativas obligatorias del Estado porque las farmacéuticas no se presentaron a las licitaciones de 27 de estas medicinas.
Adjudicaciones directas
Las licitaciones se cayeron en diciembre del año pasado y enero de este año. Así, el entonces ministro de salud, Alberto Tejada, aprobó discretamente en mayo y julio dos resoluciones (N°402 y N°577) que permitieron nuevamente a los sistemas de salud las adjudicaciones directas por menores cuantías de 42 tipos de medicamentos contra el cáncer.
Es decir, compras pequeñas y en las que el proveedor ante la necesidad urgente de abastecimiento y nula competencia en varios casos-logra incrementar aun más el precio de su medicamento.
Por ejemplo,Productos Roche QF S.A. le vendió este año al Fondo de Salud Policial (Fos-poli) cada ampolla de bevacizumab, usada en el tratamiento del cáncer de colon,en S/.5.161, mientras que Essalud adquirió el mismo fármaco en S/.5.087.
De igual forma, Tecnofarma S .A. vendió a Essalud cada ampolla de pemetrexed, que reciben los pacientes con cáncer de pulmón, en S/.2.190 soles, mientras el Ejército la consiguió a S/.1.888.
Según los reportes del Sistema Electrónico de Adquisiciones y Contrataciones (Seace), entre el 2006 y agosto de este año, Essalud, el Fospoli, el Ministerio de Saludy la Sanidad de las Fuerzas Armadas realizaron 7.098 compras sin licitación de medicamentos contra el cáncer (entre menores cuantías, procesos exoneradosy adjudicaciones directas selectivas) y 568 licitaciones públicas.
Bajo este esquema desventajoso de compras, el Estado gastó S/.505 millones en los últimos seis años. Las medicinas con un solo proveedor se llevaron la mitad del presupuesto por año. Solo el laboratorio Roche absorbe hoy el 42% del presupuesto público anual en compras de medicinas oncológicas.

Alberto Tejada antes de dejar el Minsa, exoneró 42 fármacos de las compras corporativas. Midori de Habich, la actual ministra de Salud aún no nombra al nuevo sector de la Digemid. Augusto Rey, director ejecutivo de Alafarpe, decició no pronunciarse.
El silencio del Minsa
El cáncer es la segunda causa de muerte en el Perú y se diagnostican un promedio de 45.000 casos nuevos por año. Si los enfermos no reciben los medicamentos a través de un seguro médico (Essalud, SIS, la sanidad policial y militar o un seguro privado), su vida depende del bolsillo familiar. Y para muchos, esto significa morir sin acceder a una terapia o abandonarla por falta de dinero.
Si bien la actual titular de Salud, Midori de Habich, empezó su gestión anunciando un plan integral de cobertura del cáncer como una de sus prioridades, hasta la fecha no se ha referido a los graves problemas de las compras públicas de las medicinas.
Para este informe, ningún funcionario del sector fue autorizado a declarar y desde setiembre pasado, la Dirección General de Medicamentos, In-sumos y Drogas (Digemid) -el organismo vigilante del sector farmacéutico- está descabezada. Luego de la salida de Víctor Vargas Girón del cargo, no se ha designado aún a su sucesor.
En el 2011, la Digemid reveló que las farmacéuticas no reflejan en sus precios finales de venta el beneficio de exoneración tributaria que tienen las importaciones de los medicamentos oncológicos. Así, además de las deficientes compras, el Estado dejó de percibir US$ 16,5 millones en impuestos solo en los últimos dos años.
Al final del gobierno aprista, el Consejo de Ministros discutió la eliminación de dicho beneficio, pero optó por un paquete de medidas para negociar con la industria farmacéutica y promover la autorregulación de sus precios. Entre ellas están las compras corporativas y las importaciones paralelas.
Importaciones paralelas
Ante un escenario de licitacio-nes desiertas y de precios excesivos, el ex ministro de Salud Óscar Ugarte sostiene que el Minsa puede hacer importaciones directas de fármacos contra el cáncer en países donde se ofrezcan precios más baratos. «Que los proveedores se pongan de acuerdo para no participaren licitaciones es una estrategia conocida en los procesos de compra del Estado. Pero la Organización Mundial del Comercio permite las importaciones paralelas de medicamentos cuando se considera que está en riesgo la salud pública. En este caso, los precios abusivos están impidiendo el acceso de los pacientes a sus terapias», explica.
La Asociación Nacional de Laboratorios Farmacéuticos (Alafarpe), que reúne a 18 empresas con capitales nacionales y extranjeros, rechazó las entrevistas solicitadas para este informe. Este Diario conoció que, si el Minsa procediera con las importaciones paralelas, las farmacéuticas demandarían al Estado por la violación de sus patentes.
Guerra farmacéutica
En los últimos años, el Estado se ha ubicado también en medio de una agresiva guerra legal entre las propias farmacéuticas por mantener la comercialización exclusiva de determinadas medicinas contra el cáncer.
Unodelos más sonados litigios es el de la multinacional suiza Roche con Farmindustria S. A. desde el 2008 por el ingreso al mercado del Reditux, un fármaco para el cáncer de Linfoma no Hodgking.
Farmindustria S.A., importador de este fármaco producido por el laboratorio indio Dr. Reddy’s, lo inscribió ante la Digemid como un producto similar al Mabthera (Rituximab) de Roche. A partir del 2009, Essalud y el Fospoli empezaron a comprar el Reditux debido a que su precio por unidad (S/.2.495) era la mitad de lo que costaba el Mabthera.
Ante ello, Roche redujo el precio de su producto estrella a la mitad. Sin embargo, en forma simultánea, sus abogados demandaron a su competidor ante el Tribunal del Organismo Supervisor de las Contrataciones del Estado (OSCE) y el Indecopi.
En el 2011, el OSCE prohibió a Farmindustria S.A. vender el Reditux por doce meses, debido a que presentó documentos inexactos del fabricante, una resolución que sorprendió hasta al Ministerio de Salud.
En el Indecopi, Roche procedió contra Farmindustria S.A. por presunta competencia desleal. La acusa de promocionar un producto como similar al suyo pese a que no se ha probado que lo sea, como lo ha hecho con los importadores del Reditux en Chile, Colombia, Costa Rica y México.
Mientras, los perjudicados son los enfermos. Si para el Estado es cada vez menos sostenible cubrir las terapias, los más pobres ven inalcanzables su acceso a la salud.
Fuente: El Comercio
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