- Más de 62 mil casos de linfoma de Hodgkin son diagnosticados anualmente en el mundo.
- El 20% de los casos se presentan en adolescentes y adultos jóvenes.
Cada 15 de septiembre se celebra en todo el mundo el Día Mundial del Linfoma, una fecha que tiene como objetivo incrementar el conocimiento y sensibilizar a la población sobre esta enfermedad. Uno de los tipos de linfoma más agresivo es el linfoma de Hodgkin, un cáncer que ataca al sistema linfático y se manifiesta inicialmente en los ganglios ubicados en el cuello, el pecho, la axila y la ingle.
“Este tipo de cáncer se caracteriza por la presencia de una rara forma de tumor celular llamada Reed-Sternberg, que no está presente en otros tipos de linfoma. Para el diagnóstico, normalmente se necesita una biopsia que permite identificar la existencia de la célula y es de suma importancia detectarla a tiempo”, indicó el doctor Juan Navarro, Jefe del Departamento de Hematología del Hospital Edgardo Rebagliati Martins.
El linfoma de Hodgkin es considerado como una enfermedad huérfana, sin embargo, 25 mil personas mueren cada año a causa de esta patología. En el mundo, el 60% de los casos son diagnosticados en hombres y el 40% en mujeres.
Aquí te nombramos algunos síntomas que podrían indicar la presencia de linfoma de Hodgkin:
- Inflamación no dolorosa de los ganglios linfáticos del cuello, las axilas o el área de la ingle y que no desaparece en pocas semanas.
- Fiebre sin razón aparente, con temperaturas superiores a los 38 °C.3
- Pérdida de peso aparente de más del 10%.
- Sudoración profusa durante la noche.
- Dolor en los ganglios linfáticos que se desencadena con la ingesta de alcohol.
Tratamiento
Como opciones de tratamiento en primera línea se encuentra la quimioterapia; en segunda línea está el trasplante autólogo de células madre (TACM), que consiste en la extracción previa a la quimioterapia de células madre de la médula ósea o de sangre periférica del paciente, su respectivo almacenamiento y la reinfusión de dichas células luego de la terapia.
Finalmente, como tratamientos de tercera línea, existen medicamentos llamados anticuerpos conjugados a drogas (ACD), los cuales trabajan apuntando específicamente a la proteína que se halla en la superficie de las células cancerosas, sin dañar las células sanas alrededor del tumor.