TOP MEDICAL: DR. CAMILO CONTRERAS / ONCÓLOGO

El Dr. Camilo Contreras descubrió su vocación por la medicina en el curso de Biología cuando cursaba el colegio en el Cusco, ciudad donde nació y donde se distrajo hablando inglés con los turistas cuando era adolescente. Antes de estudiar la carrera trabajó en un hotel y como profesor. Hoy, siendo un cuajado neurocirujano, se indigna con la a veces injusta realidad de los médicos en nuestro país.

—¿Cuántos años en la especialidad de neurocirugía?
Desde el 96´ en neurocirugía. Cómo médico desde el 90´.

—¿Dónde estudió medicina?
Hice mi pregrado en la Facultad de la Universidad San Antonio Abad del Cusco y la especialidad en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en la unidad de post grado. De allí viajé a diferentes países para hacer cursos de neurocirugía funcional. Estuve en Pensilvania, Brasil en Sao Paulo y Argentina.

—¿Qué le gusto de la neurocirugía?
Me gustó principalmente el sistema de estereotaxia, que es un sistema en el cual se ubica un punto exacto dentro de un ámbito tridimensional. Eso me llamó la atención inicialmente. Antes hacíamos biopsias en la que no necesitábamos abrir todo el cráneo para llegar a un punto. Después ya me interesó la neurocirugía funcional por la respuesta en los pacientes.

CAMILO CONTRERAS PRINCIPAL—¿Alguien lo indujo a la medicina?
No, en mi familia hay ingenieros y abogados pero creo que mi interés por la medicina empezó en el colegio. Me gustaba la matemática y todo en general, pero en cuarto año de secundaria hicimos un curso de Biología y el profesor Gamarra nombre que hasta ahora recuerdo hacía unas clases que, a mí en particular, me parecían muy interesantes. Hablaba sobre el cuerpo humano, cómo funcionaba el sistema de los animales, eso me llevó a estudiar medicina.

—¿Cómo fue su vida en una ciudad como Cusco con tanto turismo y misterios?
Hay una parte central que es cosmopolita porque encuentras todo tipo de personas y comidas, sin embargo la vida común para la gente misma de la zona es tranquila. Mi padre fue profesor pero era abogado de profesión y mi madre se dedicaba solo a nosotros. Tenía la tranquilidad y apoyo familiar.

—¿Tuvo una familia numerosa?
Muy numerosa, soy el séptimo de nueve hermanos. Mis hermanos mayores fueron como padres para mí.

—¿Nunca le atrajo el negocio del turismo o también trabajó en eso?
Yo estudié inglés en el Instituto Peruano Norteamericano y me gradué allí cuando estaba en cuarto de secundaria. En quinto ya no llevé inglés porque sabía más que el profesor. Me exoneraron…. (Risas). Tanto me interesaba el inglés que iba a hablar con los turistas. Eso hizo que tenga un mejor nivel y gane una beca para un intercambio cultural en EE.UU.

—¿Cuánto tiempo estuvo por allá y cómo lo aprovechó?
Estuve un año viviendo con una familia como parte del intercambio y asistí a un colegio, fui senior, que es el décimo segundo año de secundaria. Me gradué en EE.UU. en Ohio.

WHO IS WHO: Dr. Camilo Contreras- Neurocirujano
Universidad San Antonio Abad del Cusco
Postgrado en Neurocirugía UNMSM-Hospital Nacional Guillermo Almenara
Maestría en Medicina – Universidad Cayetano Heredia
Fellowships en Neurocirugía Funcional Estereotáctica para Enfermedades del Movimiento y el Dolor en el Hospital Presbiteriano de la UPMC en la cuidad de Pittsburgh – Pennsylvania, USA y en el Hospital das Clínicas de la USP en la ciudad de Sao Paulo, Brasil
Trabaja en: Hospital Nacional Guillermo Almenara Irigoyen, Clínica Tezza y Clínica de Día 

—¿Después regresó al Perú a postular a medicina?
Ya había ingresado. Llegué a destiempo de los ciclos que habían empezado. Entonces me puse a trabajar una temporada como profesor de inglés. Tenía un amigo que tenía un hotel de cinco estrellas, El Savoy, y trabajé un periodo corto allí también. Hasta que empezaron las clases de medicina y ya no tuve tiempo de nada más.

—¿Es imposible trabajar siendo estudiante de medicina?
Es bien difícil, pero conozco gente que lo hace. La medicina es bien demandante. Uno nunca puede decir ya estudié lo suficiente. Cuando estudiamos anatomía en la mañana teníamos que ir en las noches al mortuorio para hacer las disecciones porque al principio es bien demandante poder reconocer las estructuras. Así pasamos la vida de estudiantes.

—¿Y ha influido en la decisión de estudiar medicina en alguno de su familia?
Si, en mis sobrinos, porque mis hijos han palpado la realidad de no estar con ellos el tiempo que ellos tal vez hubiesen querido. No estuve cuando ellos querían que esté. Los feriados del año viajaban a congresos de neurocirugía y cosas así.

—¿Hay algo que no le haya agradado de la profesión?
Lo que tengo que decir, así de categórico, es que además de haber discurrido por tantos años a los sitios más lejano para hacer el serum y ver cosas extremas y terribles que me han permitido hacer el residentado, esforzarme, viajar a los sitios más exclusivos en EE.UU. para ver cirugías de alta especialización, con todo ese trajín, no siento que haya una diferencia en todo lo que hecho para la institución. O sea no significa nada en cuanto a mejorías en las expectativas económicas. Eso me ha molestado un poco, por eso no quise forzarles a mis hijos teniendo yo la experiencia de haberme esforzado tantos años y no tener una tranquilidad económica adecuada. Era preferible que ellos escojan lo que ellos consideren lo que es su vocación.
Hablo también en general. Ver médicos haciendo huelgas y sometiéndose a castigos para poder tener una vida digna cuando la profesión requiere un esfuerzo prolongado y de dedicación exclusiva, no es justo. Comparado con otros países estamos muy por debajo del estándar, tanto así que tenemos que trabajar no solo en un lugar sino en varios hospitales y clínicas.

—¿También enseña en la universidad?
Soy docente de neurocirugía de la Universidad San Martín. Dentro de la realidad que veo es que hay gente bien predispuesta a aprender, pero también he visto gente brillante inclusive. En el Almenara hay todas las facilidades para que uno pueda aprender porque manejamos casuística de todo tipo. Es un hospital de referencia nacional. Quien llegue allí tiene un libro abierto para poder aprender.

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