DR. RAÚL VELARDE:: “ANTES TRABAJÁBAMOS MÁS Y ÉRAMOS FELICES”

EL DR. RAÚL VELARDE, ES DIRECTOR MÉDICO DE LA LIGA CONTRA EL CÁNCER Y HA VIVIDO LA EVOLUCIÓN MÁS IMPORTANTE DE LA ONCOLOGÍA PERUANA Y LA RECUERDA CON UNA MEMORIA ENVIDIABLE EN SUS 53 AÑOS DE MÉDICO. CONFIESA QUE NO SERÍA BUEN EMPRESARIO, QUE ES HINCHA DE LA “U”, DEL INTER DE PORTO ALEGRE Y QUE JUGÓ MUCHOS AÑOS AL FÚTBOL COMO CENTRO DELANTERO EN BRASIL Y PERÚ. SIENTE ADEMÁS QUE PODRÍA DEJAR LA PRÁCTICA CLÍNICA EN TRES AÑOS Y PIENSA EN UN LIBRO DE MEMORIAS, DE LUCHAS CONTRA EL CÁNCER

¿Usted forma parte de la historia del INEN, qué recuerdos de su residencia?

El INEN antes estaba donde ahora es el Hospital San Bartolomé. Nosotros los residentes dormíamos en el techo del hospital, en casas prefabricadas. Ahí hemos dormido, el Dr. Luis Pinillos, quien era R1 en radioterapia,  el Dr. Carlos Vallejos, quien era R3 quimioterapia  y yo que era R2 en cirugía.  El Dr. Elmer Huerta era menor, era mi residente.

¿Cuántos hijos tiene?

Tres, dos hombres y una mujer. Mi segundo hijo es el que es médico oncólogo y ve lo mismo que yo: mama. Su hermano trabaja en Audi, es inteligente, no se dedicó a la medicina (risas).

Pero la medicina también  da dinero, ¿no? Allí está Luis Pinillos y Carlos Vallejos, prosperos…

¿Tú, crees? Vallejo y Pinillos tienen dinero no por la medicina sino por la empresa. Ellos idearon Oncosalud y les generó dinero. Si yo tengo uno, ellos tienen 50 veces más. Yo solo tengo la medicina, ahora que me voy a la Copa América, esos días que dejo de trabajar no gano ni un sol. Ellos se van tres meses y la empresa sigue ganando.

¿Fueron los únicos de esa época en INEN que hicieron empresa?

Los únicos que hicieron un proyecto de gran magnitud. Pero Oncosalud lo formamos nosotros, que fuimos los fundadores.

¿Por qué usted no ingresó como socio?

Nosotros tuvimos el proyecto inicial. Cuando vienen los empresarios,  nos dicen pongan cada uno un millón de dólares para crecer. Yo no tenía un millón para poner al cash, porque encima la inversión no te iba a dar ganancias al instante,  porque por lo menos dos años no te rinde nada. Y para mí  tener mil dólares ante era difícil: cuándo juntaré mil dólares, decía. Ahora me es difícil juntar diez mil dólares para que te hagas una idea.

¿Luego no se arrepintió de haber emprendido un negocio relacionado a la salud?

No me arrepiento, porque yo sería mal empresario.  Para ser empresario hay que tener una coraza muy grande que no la tengo, pensar en ganar plata, ver las cosas como un negocio.

¿Qué es distinto de aquellas épocas en INEN y las de ahora?

Antes trabajábamos más y éramos felices, ahora trabajan menos y son más infelices. Como se recibe varios pacientes, baja el nivel de atención y por eso el médico no es feliz.

Usted publicó un anecdotario, ¿cómo o quién lo animó a hacerlo?

Es que los residentes cuando salimos no dejamos nada de vivencias para los que llegan. Lo hice para que vean que antes pasábamos por las mismas cosas y hasta peores que ahora. Aunque ha cambiado un poco las cosas, porque antes éramos 20 residentes ahora son 110. Antes nos cruzábamos 20 veces Pedro con Juan, ahora solo una vez a la semana se cruzan Pedro con Juan, para ponerte un ejemplo. Antes, las personalidades de los médicos eran complicadas. Incluso para la mayoría ha sido hasta traumático porque el hospital bajo la dirección del Dr. Eduardo Cáceres, era un cuartel, donde el de primer año le rendía pleitesía al de segundo y el de segundo al tercero y así. Era porque ingresaban 12 a la residencia y solo salían 4. Era por orden de mérito, mediante un sistema piramidal. Por eso existía rivalidad para ganarse un lugar. Ahora es menos agresiva porque entran y salen todos, ahora hay estabilidad laboral, antes no nos pagaban solo nos daban propinas. Y bueno, antes había buenos residentes pero otros eran excelentes y solo esos se quedaban.

¿De todas las anécdotas que ha escrito con cuál se queda?

Si observas el anecdotario es resultante de mi personalidad, porque yo soy una persona alegre y positiva, en el anecdotario no hay nada triste. Pero me quedaría con el mensaje del Dr. Cáceres, cuando llega, en febrero de 1952, que dice que no podemos darnos abasto para atender a todos los que llegan con cáncer porque lo más importante es la prevención. Entonces menciona que la Liga Contra el Cáncer sea un anexo a ellos en la detección.

ONCOSALUD:: «Nosotros tuvimos el proyecto inicial. Cuando vienen los empresarios,  nos dicen pongan cada uno un millón de dólares para crecer. Yo no tenía un millón para poner al cash, porque encima la inversión no te iba a dar ganancias al instante,  porque por lo menos dos años no te rinde nada. Y para mí  tener mil dólares ante era difícil: cuándo juntaré mil dólares, decía. Ahora me es difícil juntar diez mil dólares para que te hagas una idea…»

Usted estuvo en la puesta en marcha del nuevo INEN en Surquillo, ¿cómo fue esa inauguración?

Esa es una gran anécdota. Era mayo de 1987, y la Ministra de Salud, Ilda Urízar, llama al director del INEN, Luis Pinillos Ashton para pedirle que le presten las instalaciones del nuevo INEN, que se estaba aun construyendo para trasladar pacientes del Hospital San Juan de Dios del Callao, de manera provisional hasta que solucionen sus problemas de infraestructura. El INEN aun operaba en Alfonso Ugarte y en Surquillo solo funcionaba radioterapia. Entonces Pinillos llama al servicio de detección y diagnóstico, que era de admisión y era donde los pacientes llegaban por primera vez. Allí estábamos la Dra. Tula Pinedo, Dr. Orlando Morales, Dr. Elmer Huerta y yo. Entonces nos piden llevar a los pacientes que llegaban a Surquillo para atenderlos allá. El Dr. Vallejos tenía un familiar que era uno de los dueños de los Buses Ormeño, y gestionó que trajeran buses para trasladar a los pacientes al nuevo INEN. Todo en un día, unas horas. Nos instalamos ahí con consultorios de manera improvisada, con sábanas que pusimos de cortina para atender a los pacientes. Cuando la Ministra llama a Pinillos para saber su respuesta, Lucho le dice que no puede prestarle las instalaciones porque ya están atendiendo a bastante gente en el nuevo hospital. “Puedes ir a ver”, le dijo. Entonces la Ministra desiste. Ese fue el primer día de trabajo en la nueva sede.

Ahora muchos años después ¿qué mejoraría o cambiaría en el nuevo INEN?

Ya se está haciendo una nueva torre para prevención. Pero haría un Hospital Neoplásicas anexo en Huacho y en Mala, antes de que los pacientes lleguen al INEN de Lima, porque en el INEN estamos para hacer tratamiento de lo más difícil y sofisticado. Es como contratar a Gastón Acurio para que te haga un huevo frito. Los japoneses llegan al INEN y dicen para qué van a ir al Japón a entrenarse en estómago si ustedes operan mejor que nosotros.

Tanto tiempo dedicado a la medicina, ¿también fue de los que se caso joven o un poco tarde?

Tengo 53 años dedicados a la medicina. Me casé a los 31 años, en mis tiempos eso era tarde. Mis amigos a esa edad ya tenían varios hijos y casa. Yo era residente y entonces los residentes no tenían sueldo solo cobraban propinas. Con decirte que mi propina no me alcanzaba para pagar el combustible de mi pequeño auto Fiat.

¿Inició tarde la residencia?

Inicié mi residencia en Neoplásias a los 28 años. Antes se hacía la pre médica, yo la hice en Arequipa, la carrera la estudie en Brasil, donde además acabando hice dos años de residencia en cirugía. Luego entré como residente al INEN para llevar por cuatro años más la residencia.

¿Cómo conoció a su esposa?

Estando en Neoplásicas una paciente de neurocirugía que tenía metástasis, venía siempre acompañada con su hija. Ellos frecuentaron por seis meses el hospital y terminé enamorándome de la hija. Ella esperó a que termine la residencia y nos casamos cuando iba cumplir 31 años. Así nos conocimos y nos enamoramos, yo paraba todo el tiempo en el hospital.

Mencionó que su hijo es médico oncólogo de mama igual que usted, ¿se siente orgulloso de dejar un legado?

Sí, claro. Me enteré que quería ser médico cuando mi hijo tenía 10 años. Un día reviso su cuaderno para ver sus tareas y encuentro un poema de Pablo Neruda. Más abajo le preguntan si le gustó el poema y mi hijo responde sí. La otra pregunta era: ¿le gustaría ser como él? a lo que respondió no. Quiero ser como mi papá, quiero ser doctor.

¿Usted también la tuvo tan clara cuando era niño?

Desde pequeño quise estudiar medicina por mi papá que siempre quiso ser médico, pero él se quedó huérfano a los 12 años y se fue a trabajar en las minas en Caravelí y no pudo serlo. Cuando yo nací mi papá me compraba cosas de medicina, como estetoscopios de juguete. Siempre que me preguntaban que quería ser yo decía doctor.

¿Ha tenido otra pasión distinta a la medicina?

Me encanta el fútbol. Siempre asisto a los mundiales, estuve en Rusia con mis hijos y nietos. Siempre he sido hincha de la “U”, he jugado fútbol también en la selección de mi colegio y en Arequipa por el White Star, que ha sido famoso antes que Melgar. Jugaba de centro delantero, era el nueve del equipo. También jugué por la selección de mi Universidad en Brasil, en Porto Alegre, que fue donde estudié luego de hacer la premédica en el San Agustín de Arequipa. Viví en Brasil nueve años. Por eso soy hincha del Internacional de Porto Alegre donde juega ahora Paolo Guerrero.

Se nota la pasión cuándo lo cuenta, ¿qué recuerdos de esa época de médico y futbolista de la universidad?

Muchos. Por ejemplo, en el primer partido en la Universidad en Brasil, cuando vi que el mejor jugador que tenía la facultad de medicina, donde casi todos juegan bien a la pelota,  también jugaba de nueve, en mi posición, dije aquí no voy a jugar nunca. Entonces me ofrecí a jugar por izquierda a pesar de no ser zurdo. En esa época se jugaba con cinco delanteros. Jugué bien y el entrenador me puso en el medio campo con mi colega Gómez, quien jugaba en el Huracán de Arequipa. A partir de entonces dos peruanos fuimos los mediocampistas de la selección de medicina de Porto Alegre, donde todos juegan bien al fútbol. Nunca he dejado de hacer deporte. Después en 1990 salimos campeones con el INEN en un campeonato inter hospitales. En la final le ganamos al Hospital Santa Rosa.

¿Cómo ingresa a la Liga Contra el Cáncer?

Ingreso siendo residente a neoplásicas en el segundo año, en los setenta. Entré a ayudar porque solo era una ayuda. Nos daban 100 soles para mi gasolina. Así empiezo hasta el 2007 cuando el Dr. Barrido se pone mal y desde ese año ocupo el cargo de director de la Liga Contra el Cáncer. Cada vez que voy a la Liga y veo un promedio de 15 pacientes descubriendo a dos con cáncer, me siento útil a la sociedad, que no estoy viejo y que sigo salvando vidas.

¿Cuántos años más le aportará sus conocimientos a la medicina?

Me gradué de médico en 1966 con 24 años, ya llevó 53 años en la medicina donde para mí trabajar me ayuda en la autoestima. Pero creo que en no más de tres años voy a dejar la práctica clínica. Escribiré un libro de memorias de toda mi vida como médico oncólogo. Un posible nombre de mi libro sería: “El cáncer y yo”.