OPINIÓN DR. DANIEL ARBAIZA:: El Dolor Neuropático

Por: Dr. Daniel Arbaiza, Presidente de la Asociación Peruana para el Estudio del Dolor - ASPED

Por: Dr. Daniel Arbaiza, Presidente de la Asociación Peruana para el Estudio del Dolor - ASPED

Todos en algún momento de nuestras vidas hemos experimentado dolor, de niños esos “coscorrones” y las “jaladas de orejas” por nuestras travesuras son recuerdos que fácilmente llegan a nuestra memoria, esas caídas y raspaduras, el dolor de una muela careada, la aplicación de la vacuna en el hombro, el intenso dolor del parto, el dolor abdominal relacionado a un trastorno digestivo son unos pocos, de interminables ejemplos que podemos citar para describir el dolor. Ellos los podemos describir, como de intensidad leve, moderada o severa, de duración breve o duradera, pero lo solemos describir simplemente como “dolor”; algunos, más observadores, pueden describirlos como un dolor tipo “hincón”, “pulsátil”, “terebrante”, “retortijón”, Etc. Todos estos son ejemplos de un tipo de dolor que los especialistas denominan dolor nociceptivo, por ser desencadenados por la estimulación o activación de determinados receptores especializados en percibir los estímulos potencialmente dañinos para nuestro organismo, los llamados nociceptores; a partir del cual, y a través de determinados nervios y vías especializadas, trasmite esta información dolorosa hasta el cerebro, donde se hace consiente.  Es decir, todos estos dolores descritos no se sentirían si estos nociceptores o sus nervios son desactivados, como sucede cuando se aplica un anestésico local, el ejemplo clásico es la extracción indolora de una pieza dental deteriorada, luego de la aplicación de un anestésico local.

Sin embargo, existe otro tipo de dolor cuyo mecanismo de producción es diferente, el denominado dolor neuropático, en él, el mecanismo es complejo y poco conocido, en general se acepta que se produce por un mal funcionamiento de la vía y los centros nerviosos que se encargan de trasmitir, procesar y controlar el dolor. Por esta razón, el paciente experimenta sensaciones diferentes al dolor nociceptivo. En este dolor neuropático el paciente puede sentir el dolor como “ardor”, “quemazón”, “corriente eléctrica” y la zona dolorosa puede sentirse “adormecida”; incluso, los estímulos leves como la palpación o la frotación sobre la zona afectada pueden desencadenar dolor, el cual suele durar un tiempo mayor a lo esperado. Ejemplos de este tipo de dolor son la neuralgia post herpética, la ciatalgia por una hernia del disco lumbar, la neuropatía dolorosa en el paciente diabético, la neuropatía secundaria a la quimioterapia del cáncer, etc.

Mientras que el dolor nociceptivo suele controlarse con analgésicos convencionales, el dolor neuropático no suele responder a este tipo de tratamiento. Dentro de los analgésicos convencionales tenemos el paracetamol y los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) como el ácido acetil salicílico (aspirina), ibuprofeno, naproxeno, etc. Para el control del dolor neuropático se suele utilizar los antidepresivos tricíclicos como la amitriptilina, los antiepilépticos como la carbamazepina, los gabapentinoides como la gabapentina y la pregabalina, los opioides como el tramadol y los anestésicos tópicos como la lidocaína, este último efectivo en el dolor neuropático localizado.

Otra diferencia a resaltar entre ambos tipos de dolores es que mientras el dolor nociceptivo suele controlarse de manera rápida y completa con los fármacos descritos, el dolor neuropático suele controlarse de manera lenta y parcial, debido al diferente mecanismo que los generan. En el dolor nociceptivo se espera regular el nociceptor mientras que en el dolor neuropático se espera modificar un circuito neuronal alterado.

Los pacientes que tienen el infortunio de padecer un dolor neuropático, salvo contadas excepciones, no deben esperar que su médico controle su dolor de manera rápida y completa;  deben administrase los medicamentos de forma progresiva hasta encontrar la dosis adecuada para cada paciente, el administrar el fármaco desde un inicio en dosis plena o rápidamente progresiva, lejos de controlar el dolor ocasionará la aparición de efectos secundarios que pueden producto rechazo del paciente y abandonos del tratamiento. Hay que recordar que modificar un circuito neuronal alterado  tiene más dificultades  que disminuir el umbral de dolor del nociceptor. Por lo que se requiere tiempo para que los medicamentos puedan actuar.

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